Quiénes somos

En La Chaux-de-Fonds, ciudad "abeja", ciudad de Le Corbusier, tierra de Louis Chevrolet y Léopold-Robert, coexisten diversas industrias, pero una en particular brilla más que las demás: la relojería y la alta precisión.

A su lado, se moviliza un ejército discreto pero fundamental de especialistas que trabajan en la sombra y desempeñan un papel esencial en la creación de relojes excepcionales. Esferistas, esmaltadores, grabadores, torneros o expertos en herramientas y suministros para relojería, como es el caso de Horotec, todos contribuyen a elevar estas obras maestras mecánicas que viajan mucho más allá de las fronteras de nuestra querida Suiza.

Esta alma de precisión y artesanía, que gravita a 1000 metros de altitud, alimenta e inspira a Horotec desde hace más de 75 años. Hace de la empresa un socio clave y reconocido en un nicho de especialistas al servicio de la relojería desde siempre.

Una pasión que traspasa fronteras

Con más de 14.000 referencias de herramientas y suministros, y no menos de 85.000 componentes relojeros, los productos de Horotec se exportan a todo el mundo. Manufacturas, centros de reparación, relojeros independientes, apasionados, escuelas y museos son clientes con historias fascinantes, todos con un denominador común: el Reloj.

Una precisión corbusiana

"La arquitectura es un hecho artístico, un fenómeno que suscita emoción, más allá de los problemas de construcción. La construcción sirve para sostener, la arquitectura para emocionar."
— Le Corbusier

Al igual que en el mundo de la arquitectura, el arte relojero sigue los mismos requisitos. Las herramientas son para el reloj lo que las formas son para la arquitectura. Esta alquimia perfecta entre experiencia, conocimiento, paciencia, ingenio y talento transforma cada reloj en una pieza única.

Nos esforzamos por aplicar esta filosofía de excelencia en cada etapa de la fabricación de nuestros productos, así como en nuestras relaciones con clientes y socios.

Un patrimonio industrial

Nuestra unidad de producción está en Porrentruy, en el Cantón del Jura. Esta ubicación no es casualidad. Con la expansión de la industria relojera a finales del siglo XVII, esta región ganó prestigio y reconocimiento internacional. La creciente fama del saber hacer de estos campesinos relojeros permitió el establecimiento de una industria duradera, convirtiéndose en un auténtico patrimonio genético.
Junto a nuestra unidad de producción, hemos construido relaciones de confianza a largo plazo con socios suizos y europeos que satisfacen plenamente nuestras necesidades industriales.

"Desde nuestros inicios, nos consideramos misioneros con una vocación: ser solucionistas de la precisión, con metodología y humildad, para los relojeros y apasionados de la relojería en todo el mundo."
— Eric Zuccatti, Director General